Cuántas veces nos dijeron: “Eso no te lo compro, que es un juguete para niños” si eras niña, y viceversa. Recientemente, un estudio de la Universidad Juan Carlos I de Madrid y de la Universidad San Antonio de Murcia, analizaba casi 600 anuncios de juguetes, emitidos por diversas cadenas entre los años 2009 y 2011.
El estudio ha tenido en cuenta múltiples variables. Y la conclusión viene a ser que poco han cambiado las cosas desde aquel anuncio que decía: “Nancy y tú, dos buenas amigas”.
A las niñas se les siguen ofreciendo muñecas, cocinas y juguetes vestidos en rosa. Mientras a los niños se les proponen coches y juegos de acción donde priman la habilidad y la fuerza. Un dato relevante, si tenemos en cuenta que el 92% de los padres y abuelos españoles se deja guiar por los anuncios que aparecen en televisión a la hora de comprar juguetes, según la Confederación Estatal de Consumidores y Usuarios (CECU)
Estamos en una época no ávida en compra de juguetes y quizá puede ser un buen momento para reflexionar sobre qué juguetes elegimos para nuestros hijos y por qué lo hacemos.
Lo cierto es que los niños no tienen prejuicios y piden lo que de verdad les apetece y no lo que se supone que les tiene que gustar. Los niños también quieren muñecos y sillitas para llevarlos (otra cosa es cómo utilicen la sillita después y qué vida pueda llevar el muñeco) y balones y coches, y las niñas quieren espadas y coches y, por supuesto, princesas y muñecas. Si esto es así, ¿por qué muchos anunciantes se resisten a eliminar los clichés? ¿O somos los padres los que nos somos capaces de abandonar ciertos roles?
Las teorías son diversas. El caso es que Pilar, propietaria de una juguetería en Zaragoza, señala que “son muchos los niños que quieren una cocinita o una silla para bebés. De hecho, yo siempre tengo una roja, porque la rosa les produce más reparo a ellos y, sobre todo, a los padres. Pero la roja se la llevan encantados”.
Quizá es más fácil para algunos padres dejar que una niña juegue al fútbol o hacer carreras con un coche que dejar a un niño jugar a planchar o a fregar. Sin duda, tiene mayor reconocimiento social ser un crack del balón que serlo de la plancha. Aunque en la vida, cualquier niño o niña se tendrán que enfrentar más veces al reto del a plancha que al de marcar un gol. Quizá tendríamos que revisar con más frecuencia los valores implícitos y explícitos que transmitimos en muchas pequeñas cosas.
La terapeuta y sexóloga Patricia Illescas señala que “los juguetes adquieren una carga simbólica y configuran el deber ser para hombres y mujeres de acuerdo con la sociedad y el sistema familiar en el que viven”. De alguna manera, aprendemos a vivir jugando.
No obstante, no todos los padres están dispuestos a asumir para sus hijos la realidad en rosa y azul que imponen algunos juguetes. Así que en change.org hay diversas peticiones encaminadas a retirar ciertos aspectos de los juguetes que los convierten en sexistas, desde el rosa de las cocinas, máquinas de coser y planchas de Imaginarium a la oferta de ‘coche o muñeca’ según sea niño o niña de una promoción de McDonalds.
Aunque algunas cosas van cambiando poco a poco y sería injusto criticar el todo. Muchas firmas jugueteras están haciendo un esfuerzo considerable por cambiar en este sentido. Por ejemplo, en la casa de muñecas de Playmobil hay una pareja, y es el chico el que cuida al bebé.
No obstante se un tema que admite infinidad de variables y consideraciones, y nos gustaría conocer tu opinión. ¿Hasta qué punto valoras si un juguete es o no sexista a la hora de comprarlo?
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